Faltaba un año para el referéndum del 12 de marzo de 1986, sobre la permanencia de España en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) también llamada Alianza del Atlántico Norte, en la que España había entrado en mayo de 1982, cuando tres años más tarde, el martes 29 de mayo de 1985, actuaban en segundo lugar de la sesión única del COAC, “Los Carreros de la Alianza”, la mítica chirigota dirigida por Paco Rosado, autor junto a su hermano Emilio, José Manuel Gómez el Gómez, Juan Romero Quirós Caracol y Manuel Rocha Cendón, elevaba la temperatura ambiente del Teatro Falla.
En el imaginario colectivo gaditano permanecían tanto “Los Cruzados Mágicos” o “Los Cegatos con Botas”, agrupaciones anteriores de Rosado, y resonaba el ruidoso traqueteo de los carros tirados por mulas para el reparto de pan, leche o gaseosas y sifones.
Cádiz, tan cerca de la Base de Rota, y los sifones que fabricó hasta poco antes La Alianza en su local en la confluencia de las calles Beato Diego con Doctor Zurita, la reconversión de los carreros repartidores de bebidas gaseosas en conductores de tanques de la Alianza Atlántica estaba cantada, así como el segundo premio obtenido en el Concurso.
Como si de un cuento se tratara presentan la hilarante historia de un tieso en busca de mejor trabajo: “Llevaba seis meses sin tomarse un vaso, no le llegaba el jornal. Debía la casa, debía el Ocaso y al chicuco la morterá. El examen para ingresar es en Rota y allí se va. Le hicieron coger tomates, de hombre araña y bucear…”.
Las notas jocosas sobre la política anterior y actual desde el atentado a Carrero a la noche de los tanques en Valencia se desgranan en la jota: “El escuadrón del carrero son cuatro negros de espanto, pero a él lo ponen de jefe, pa´eso es el Carrero Blanco (…) Con la bulla tiró al pasar las taquillas del Imperial, todo el mundo al verlo pensó, ¿ya anda suelto Milans del Bosch? Y desde un balcón le gritaron ole ya llegan los míos (…) Y hasta Segismundo Moret le dijo al verlo ¿qué hase joé?”.
Culminan con un alegato pacifista tan aplaudido como los golpes de humor: “Na de pegarse un tiro ni enrearse a maldiciones, el tanque yo ni lo miro, ¡que estoy hasta los cojones! (…) Yo nunca odié, no quiero guerras… La libertad no importa ya, esto es el fin de la humanidad. No se verá ninguna flor, ni un corazón latirá (…) Yo dejo plantado el tanque y el misil aunque a mí me tengan que reconvertir, que con mi reparto diario con mil apuros voy pasando (…) de abusos, de tanques y rusos… Todo ha sido un cuento (…) yo me quedo con mi mulo, que si suena una explosión es que se ha roto algún sifón” casi trece minutos de popurrí sin desperdicio.
Pero tan memorable como su pieza final es un pasodoble que en Cádiz se recuerda con frecuencia cuarenta años después:
“Hoy quiero ser tu guía forastero,
vente en mi carro a pasear,
quiero que tú te sientas marinero
y que navegues nuestra ciudad.
Quiero enseñarte lo que nos limita
al Norte, al Este, al Oeste y al Sur,
toca nuestra cultura con tus manos,
siéntete gaditano y báñate de azul.
Al Norte nos recibe la Alameda
como Celestina con besos de azúcar,
ella nos lleva en su lecho de seda
al Puerto, Chipiona, a Rota y Sanlúcar.
Al Este un puente diciendo al Levante
que no se entretenga tanto en sus visitas.
Al Oeste, guiñándole al Hospicio,
un centinela está en San Sebastián,
y en el Campo del Sur yo te bautizo
con ecos musulmanes y fenicios,
brisas colombinas y espumas del mar”.
Con los cachetes coloraos pintados en las mejillas y en ropa de faena: pantalón a rayas de medio ancho; chaleco y camisa blanca sin cuello, faja negra y mandil amarillo, la boina calada con algunas chapas, anudado al cuello un pañuelo de yerbas y botas negras, sobre un hombro o en la mano, la fusta para arrear a la mula y enrollada en el brazo una chaqueta de dril crudo.
La fábrica y La Flaca.
El local donde estuvo La Alianza, próximo a la Plaza España, también encerraba sus historias poco conocidas, aunque alguna contara Pablo Durio cuando en 2010 se llevó a cabo la penúltima reforma de la planta baja del edificio decimonónico cercano a la antigua Aduana.
Diario de Cádiz se hizo eco entonces del hallazgo de un sifón y de una botella que habían permanecido 64 años ocultos en una hornacina tabicada, junto con una nota manuscrita al dorso de una hoja de almanaque de enero de 1946, firmada por Manuel Martínez de Salazar el 2 de febrero del mismo año. El dueño de La Alianza escribió: “Si en el día de mañana alguien encontrara la botella rece un padrenuestro en recuerdo y sufragios de los que ordenaron y ejecutaron esta obra. A.M.D.G. (siglas latinas que traducidas significan A mayor gloria de dios) En la eternidad espero a ustedes”.
La segunda nota, que apareció rota y se recompuso al encontrarla para adaptar el local en el que ha funcionado desde 2010 hasta no hace mucho el mesón El Beato, tiene un tono profano muy distinto:
“Tú crees en este momento que vas a ser rico y seguirás siendo un pobre diablo. En el 1946 esto era ser un sieso; en tu época no sé qué será ser un triste albañil”.
Reformada recientemente como restaurante La Flaca, y decorada por Emilio Santander Cahué, la antigua fábrica de sifones de La Alianza, descarnados sus muros y adornado su techo con dos rompimientos de gloria que parecen situarnos en el patio de butacas del Gran Teatro Falla, el nuevo establecimiento hostelero de nombre que evoca a la protagonista de Rayuela, quizá esconda algún misterio por descubrir en un futuro, pero lo que sí es cierto es que entre sus paredes ya empieza a guardar memorias carnavalescas como las que traen el sabor de “Los Carreros”, que aquí se han recordado.
[…] fabricó hasta poco antes La Alianza en su local de la calle Beato Diego, esquina a Doctor Zurita. (Ver OTAN, sifones y notas ocultas). La reconversión de los carreros repartidores de sifones en conductores de tanques estaba […]
Hola,
Creo que hay un par de imprecisiones. Comentas que la chirigota actuó en mayo de 1985 cuando el carnaval de ese año fue, como suele ser habitual, en febrero. También haces referencia a la Flaca como un personaje de Rayuela cuando quizás te refieras a la Maga (que a lo mejor también era flaca…). Por lo demás, una entrada muy interesante e informativa.