La nariz. Las narices. Lo saben hasta los más pequeños, es esa prominencia en el centro de la cara, a mitad de camino entre la frente y la boca, con dos boquetitos que desde que nacemos nos permiten respirar y oler la leche materna, más adelante otros aromas: agradables o vomitivos, que nos deleitan o evocan recuerdos del pasado y, en tiempos como los de la reciente pandemia, tapamos con una mascarilla para evitar contagios que se nos pueden meter por las ventanas de nuestro órgano respiratorio externo.

En el Carnaval de Cádiz la nariz, las narices, han cumplido su papel identificador del carácter de algunas agrupaciones desde que se conservan pruebas documentales en textos y en fotos de gran valor para aficionados e investigadores de esta manifestación cultural y etnológica.

Como rasgo significativo que distingue la fisionomía de cada ser humano, la nariz es uno de los elementos que más se exagera en una caricatura, que no es otra cosa que la parodia del retrato.

Si es grande en exceso la llamamos napias o narizota, tanto más si es artificial. Existe amplia documentación de algunas agrupaciones que se sirvieron este artificio. Es curioso observar como la nariz permitió identificar y detener en 1913 a la murga “Los Segadores Mangurrinos”. En la petición, su director Francisco Sánchez Heredia asegura que las letras son “cultas y morales”, después de describir las prendas y accesorios de su tipo, entre los que incluyen una nariz postiza. Sin embargo, alguna letra debió molestar a las autoridades, pues el permiso otorgado el 1 de febrero les fue retirado y los chirigoteros arrestados. Cuatro días después, el responsable de la Prevención se dirige al alcalde, le acompaña la licencia y le comunica que en cumplimiento de su respetable orden fueron puestos en libertad los nueve individuos (…) pertenecientes a la comparsa titulada “Los Segadores Mangurrinos”.

El uso de la nariz pintada o postiza es propio en el maquillaje de Circo, de Teatro y, como es el caso, en Carnaval. Hace casi un siglo, en 1927, encontramos en Cádiz la representación de un popular muñeco de madera al que le crecía la nariz al mentir en “Los Pinochos de la Isla de Jauja”. La mitad de sus componentes eran vecinos de la calle Arbolí. Uno de sus cuplés aludía al rasgo más peculiar de la marioneta de Collodi:

“Hoy las niña se dislocan
con la nariz de un Pinocho,
porque dicen que se adapta
como si fuera un bizcocho.

Hay quien llora y patalea
por tener este muñeco,
en teniendo nariz larga
poco importa que sea tuerto.

Mire usted, mire usted, mire usted,
por la nariz,
hubo niña que al buscarla
há (sic) llegado hasta París”.

Otro “Pinocho”, éste vecino del barrio la Viña, hizo las delicias de chicos y grandes con el coro de La Salle, ya en 1982.

Si el primer Pinocho tomó modelo de las ilustraciones de Salvador Bartolozzi para los cuentos de Calleja, el coro viñero se adaptó a las formas de la película producida en 1940 por Wald Disney. De la misma factoría, y sólo seis años después de nacer el ratón orejudo, con sus narices postizas puntiagudas rematadas por una bolita, aparecen en 1934 “Los Mickeys”. Ya en tiempos recientes, en 2015, renace el muñeco de Collodi en su versión 2.0 con la comparsa de Germán Rendón “OBDC El Show de Pinoccio!”.

https://www.youtube.com/watch?v=pAE2LYhVTzY

Otros narigones carnavaleros fueron ya en 1935 los romanceros Juan Manuel Arenas de Lima y Manuel Rodríguez, quienes, al pedir permiso para recorrer las calles (no participaron en el concurso) con un cuadro romancero titulado “La Catástrofe del Zambullo ó Hazañas de Seis Pistoleros” adjuntaban dos copias del relato y añadían que “vestirían pantalón, levita, sombrero coco y nariz y barba postiza”.

Después de la guerra encontramos nasos prominentes de pega. Los llevan los mosquitos “Los A Mí Plim”, de 1951, más conocidos como “La Chirigota del DDT”, que enarbolaban un viejo aparato del flix. En el libro sobre Antonio Torres, sus autores, López Prats, Mariscal y Vázquez, recuerdan que en esta chirigota salió Manuel de Agustín el Carota y que en Cádiz existía una fábrica de DDT (Dicloro Difenil Tricloroetano) de la marca “Plim”. Además remitían al Diario de Cádiz de 28 de febrero de 1950, donde se daba cuenta del incendio de la fábrica de insecticidas propiedad de Francisco Yélamo Romera en la calle San Vicente 15, suceso que inspiraría sin duda a Antonio Torres. 60 años después “El Escuadrón de los Jartibles” del Sheriff, con tipo de RAS y Escamas, Aguja de Oro 2010, nos recordaron a aquellos del DDT.

Otros narigudos de pega fueron “Los Cristaleros de Antaño” y “Los Mensajeros de Villa Urraca” de el Carota, ambas chirigotas de 1960; “Los Pelapollos”, de Popito en 1963; algunos personajes de “TBO”, debut de Antonio Rivas en 1984, o “Los Feícios”, aparición del Sheriff en 1987; “Los Que Seguramente los Trajo una Racha Viento”, buitres chirigoteros que volaron desde Madrid en 2004 de la mano de Erasmo Ubera. Algunos coristas de “El Batallón Fletilla” portaban sobre el casco unas narizotas unidas a gafas de mentirijilla.

Napias largas y verrugosas portan “Las Brujas”, de Paco Coca en 1934; “Los Brujos”, 1970; “Las Brujas Piti”, 1984, “Las que Embrujaban de Verdad”, penúltima chirigota de Manolo Santander Cahué, o “Los Brujos Titis”, ambas de 2018, entre muchas agrupaciones más.

En 1990 los chirigoteros de “Salimos de Marte el Miércoles para Llegar el Jueves porque el Viernes era Fiesta” con trompetillas nasales tan jocosas como su prominente tercera pierna.

Los comparsistas de El Puerto emplean unas prótesis personalizadas para otorgar entidad a “Periquillo El de Los Palotes” en 1992 y, al año siguiente, la Bestia de otra comparsa también portuense “Encantamiento” caracterizó a sus componentes con postizos de silicona en nariz y pómulos. “Los Duendes Coloraos”, 2012; el coro de Manolo Guimerá “Ustedes Estáis Fatá” y la divertida comparsa de Tino “Lo Siento Picha, No To el Mundo Puede Ser de Cadi”, ambos en 2013, la chirigota de Selu en 2014 “Pepe Trola”, la “Comparsa Los Invencibles” de Antonio Martín en 2016, “El Rincón del Duende” de 2018 o “Los Listos” en 2020 usaron narices prestadas.

Las napias de payaso, esos tomates de quita y pon de gomaespuma colorada, aparecen al menos ya en 1957 con “Los Profidén”; en la última comparsa de Miguel Villanueva, en 1987 “A Bombo y Platillo”; y no faltan en el coro de Pardo de 2003 “Cumpleaños Feliz”, o en el de La Salle en 2012 “¿Listos los de Atrás? ¡Listos!”, ni en la chirigota de Vera Luque de 2005 “Cumpleaños Infeliz, S.A., Payasos a Domicilio”; las comparsas de 2007 “Los Risoterapeutas”, o la de Jesús Bienvenido en 2011 “Los Currelantes” y “Los del Aragón: Resurgiendo del Cajón” en 2014, por lo menos

Narices venosas maquilladas de tajarina se pintaron “Los del Polvo”, la chirigota de Enrique el Molondro en 1963; “Los Tunos Tunantes” de 1973, “Los Chicucos de Villacarriedo” en 1973 y sus antecesores, “Los Amos de Cádiz” de Cañamaque, quien sacó sólo cuatro agrupaciones en 1933; en “Los Marinos del María Sin Fondo” de 1974, o “Los Duros de Mollera” en 1995, “Un Cuarteto con Gancho” en 2006, o “Las Verdades del Banquero” del Selu en 2013.

Una nariz humana representada en el decorado de la chirigota “Los Bichos, Fuerzas Nasales” de Manuel Santander, fue protagonista en 2006, en el decorado del Gran Teatro Falla La de mayor tamaño localizada entre centenares de documentos, fotos, vídeos, apuntes consultados para realizar este trabajo de narices que… (CONTINUARÁ)

por MPM

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